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FUTURO SOSTENIBLE | Gabriela Hearst

  • Foto del escritor: Gimena Pino
    Gimena Pino
  • 31 mar 2021
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 12 dic 2021


“No estaría acá si no creyera que (dirigir una marca de lujo desde la responsabilidad social y ambiental) es posible” afirma Gabriela Hearst en una entrevista por Zoom luego de la presentación de la colección Otoño-Invierno 2021 de Chloé.



El último show de la marca francesa Chloé, y el primero a cargo de la diseñadora uruguaya fue cuatro veces más sustentable que el del año anterior.


El cambio incluyó un reemplazo de fibras sintéticas como viscosa y poliéster, por géneros reciclados de alta calidad como cashmere (más del 80%), denim y jacquard. Más del 50% de la seda utilizada en la colección proviene de agricultura orgánica y para la realización de las cincuenta unidades de la icónica cartera Edith, se utilizaron restos de cuero y otras piezas de la marca.



Ante las restricciones de movilidad de las modelos impuestas por la pandemia, la misma Gabriela participó del desfile luciendo uno de los 30 conjuntos de la colección.


Y hay más. Aún sin audiencia y ajustada al protocolo, la producción del show tiene un costo ambiental. Este costo fue calculado en compensaciones de carbono destinadas a neutralizar el impacto del espectáculo y reinvertido en un proyecto de reforestación en Myanmar. Además, para la realización de esta colección, Chloé desarrolló colaboraciones con artesanos de Manos del Uruguay y Sheltersuit, una marca que provee empleo y abrigos de alta resistencia al frío a personas en situación de vulnerabilidad.



No es la primera vez que Gabriela emprende alianzas con organizaciones sin fines de lucro. Actualmente es miembro de "Save the Children", desde donde ha colaborado con proyectos en Kenya y Yemen, y ha destinado parte de sus ventas a Planned Parenthood, organización referente en educación y atención en salud sexual y reproductiva.


Su marca homónima ha ganado el estatus de “estilo americano moderno” y la ha convertido en una de las diseñadoras más influyentes de Nueva York. Al frente de ella, Gabriela analiza cada tramo del proceso de generación de una prenda hasta su permanencia en los placares de sus clientes, y no desaprovecha una sola oportunidad de reducir el impacto y demostrar que es posible apostar a un diseño de altísima calidad sin hipotecar recursos humanos y naturales.


En 2019 la marca inauguró en Londres su segunda tienda, un espacio diseñado por Norman Foster que rinde tributo a sus valores: pisos de parquet reciclados de un antiguo cuartel militar, vitrinas realizadas a partir de árboles caídos y empaques biodegradables para las prendas. Otro detalle novedoso es que sus locales no tienen escaparate ni maniquíes. “No hay maniquíes inspiradores” señala Gabriela Hearst, y no podemos evitar preguntarnos cómo no se nos había ocurrido antes.


Participó con el primer desfile de pasarela neutro en huella de carbono de la Semana de la moda de Nueva York en 2019, y anticipó que no habría espacio para un “lujo hedonista” dentro de la nueva normalidad.

No es una novedad que su estilo atemporal, elegante y detallista ha conquistado los corazones de sus clientes más exigentes, hasta el punto de crear el conjunto que lució Jill Biden durante la ceremonia de asunción del presidente de los Estados Unidos.


Los modelos Nina y Demi de sus carteras cuentan con largas listas de espera y las lucen nada menos que la familia real inglesa, primeras damas y estrellas de Hollywood. Lejos de satisfacer la demanda, su distribución se mantiene limitada y su atractivo continúa en una pronunciada curva de ascenso.



Quizás el éxito de su marca radica en que, además de un buen diseño y un estándar exigente en las materias primas, sus prendas y accesorios portan un mensaje contundente de responsabilidad social y ambiental, que parece ser la clave de una relación duradera con un consumidor cada vez más consciente y selectivo.


Dentro de una industria depredadora que atenta contra derechos humanos fundamentales mientras comercializa camisetas con mensajes a los que luego no adhiere, las piezas de Gabriela Hearst son una declaración de respeto y responsabilidad, además de una denuncia silenciosa a las grandes marcas que aún no se han movilizado en el mismo sentido. Como ella misma señala cada vez que tiene la oportunidad: "Una marca de lujo tiene el deber de hacerlo".



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